crónica

De día Bogotá es una ciudad como las demás, una capital con habitantes trabajadores, familias en crecimiento, productiva y educativa; pero ¿cómo es por la noche?

Felipe Roncancio es un joven de 19 años que trabaja de día en el negoció de su familia, compra y venta de motores para carros pesados, y estudia en la universidad Autónoma de Bogotá Ingeniería industrial en las noches. Sin embargo el estudiar su carrera de manera nocturna, no le ha quitado esas ganas de rumbear de jueves a domingo.

El día de Felipe empieza a las 7:00 a.m con un baño, un desayuno trancado como lo señala él, y una bendición para que las ganancias de ese día sean las mejores; va hasta el trabajo en transmilenio, “es muy incomodo, pero muy rápido”; y se baja en la estación de la 19 con caracas, desde donde sólo debe caminar 2 cuadras para llegar a atender a los clientes.

Trabaja todo el día, para empezar a estudiar a las 7:30 p.m, “al principio fue duro, pero es cuestión de acostumbrarse”; tiene clase hasta las y sale a eso de las 1:00am, pero los viernes sale de la universidad a las 10:30pm “porque menos mal, solo tengo dos materias”.

Esos días son de locura, sale a los rumbeaderos conocidos en la universidad con sus compañeros que también trabajan, y hace lo que la mayoría de los citadinos, va a rumbear con niñas lindas, a un sitio con buena música, y con la cerveza barata; Felipe tiene su carro, por eso busca un buen sitio con parqueadero cerca, dice que así ganan más clientes.

La rumba es hasta las 3:00am empezando desde la hora que llegue, pero le fascina rumbear en la 93, porque hay muy buen ambiente, buena música y niñas lindas dispuestas a un buen plan.

Los sitios de rumba en Bogotá son muy variados, con rumba electrónica, crossover, solo vallenato y hasta rumba gay, para que los bogotanos como Felipe, puedan tener la opción de escoger la que mas se acomode a su gusto y a su presupuesto.

Eso si lo bueno de la rumba, está en el ambiente que los asistentes puedan formarse a su alrededor, porque cuando de rumbear se trata no importa el cover o lo consumible que pueda ser de la entrada, porque algunos sitios cobran la entrada, pero dentro de lo que se paga, se cuenta con una cantidad determinada para comprar algo en el lugar.