martes, 24 de abril de 2007

RECORRIENDO OTRO MUNDO...

crónica

Por estos días el plan de moda es visitar la feria del libro, así que me fui a ver que era de lo que tanto hablaba la gente; llegue a eso de las 10:30am el martes y me percate de una corta fila a la entrada, contrario a lo que suponía.

Haciendo la fila, la gente hablaba, comentaba y la cara de expectativa en los niños de los colegios, llenaban a cualquiera de un entusiasmo que afanaba las ganas de entrar.

Dentro; las plazoletas y el sitio en sí, enormes, con colorido, bombas y aunque era temprano, ya a las 11:00am, se escuchaba la bulla de los pabellones y de los niños corriendo.

La sala para la comida, se alistaba para los hambrientos lectores que no solo devoraban libros, si no que almuerzan para retomar energía y volver a lo que los trajo hasta acá, los libros.

Di vueltas alrededor de 20 minutos, y nada lograba captar mi atención, hasta que recordé el lugar del que tanto hablaba mi amiga, el pabellón de los niños.

Éste es un lugar con mesas pequeñas y con padres leyéndole libros a sus hijos, con cuentos infantiles, fabulas e historias maravillosas; un lugar más mágico que los hechizos de las propias hadas descritas en los cuentos.

La energía manejada dentro de ese recinto le permite a cualquiera que entre, sentirse como un niño de nuevo, son importar su edad; le hace aflorar un sonrisa por más cansado que este de caminar.

Pasaron las horas y me dedique a ver pasar a la gente, a estudiar de cierto modo su rostro de gusto, ese que expresaba el gusto cuando salían de cualquier pabellón
con libros nuevos; entendí porque ahora bogota es el centro del mundo en cuestión del libros.
Tuve que abandonar ese maravilloso mundo de palabras y cuentos, de escritores de antaño y de novatos al mismo tiempo, de niños con sus padres y de adultos jugando a ser niños.

El atardecer oscureció el gran arco emblema de Corferias, invitando a descansar para regresar al día siguiente en busca de mayores aventuras, aunque éstas solo fueran las plasmadas en los libros.

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